viernes, 19 de noviembre de 2010

Sobre el pasado, el presente y quizás, el futuro

Estaba buscando algún material más o menos decente para mañana (Día de la Soberanía, conmemoración de la batalla de la Vuelta de Obligado), y me topé con esto sobre la Guerra de la Triple Alianza.
NUNCA más claro los objetivos de la oligarquía, que sigue siendo hoy la misma que ayer nos llevó a destruir a un pueblo hermano, una mancha, una vergüenza que jamás, jamás, jamás podremos limpiar de nuestro honor nacional.

No es que uno no supiese, pero es una de esas cosas que se suele barrer bajo la alfombra, esas cosas vergonzosas de las que mejor no hablar, ¿vio?

Pues yo creo que en esta era de búsqueda de unidad e identidad latinoamericana, es bueno hablar de estas cosas, hacer un mea culpa, pedir perdón (aunque dificilmente lo merezcamos). Y es bueno releer la historia, porque curiosamente, o mejor dicho no, los actores son los mismos. Incluso son tan los mismos, que tienen los mismos nombres y apellidos.

Paraguay, libre, independiente, que se atrevió a ser un pueblo con deseos de proteger a su pueblo y progresar. Primera línea de ferrocarriles de Sudamérica. Acerías propias, barcos de vapor construidos localmente. Eso no caía bien en el Imperio de la época (Británico), usaron a sus cipayos locales para hacer la tarea sucia. llevar la civilización a los bárbaros, que no entendían que los trenes los debían construir los avanzados ciudadanos del Imperio. Que los barcos a vapor solo se podían producir en los astilleros británicos. Que el pueblo no tenía derecho ni a escuelas, ni a poder autoabastecerse gracias a una buena administración de las tierras fiscales.
Y entonces los civilizamos. Y cometimos un genocidio atroz contra nuestros hermanos latinoamericanos. Que horror, que vergüenza.

Véanlo, y piensen en Venezuela de hoy, que ocupa el lugar de Paraguay de ayer. Cuantos intentos desde el Norte en aislar a Venezuela, como se aisló a Paraguay, cuantos intentos de enfrascarlo en guerras fratricidas con sus vecinos, para servir a los intereses del imperio de hoy (los hijos de los piratas británicos, los yanquis). Que horror, ¿cuando nos libraremos de nuestros cipayos, de nuestros serviles lacayos locales?

Véanlo, y reconozcan los mismos nombres de ayer, que nos venden a los mismos enemigos de ayer, con las mismas razones. Si, señores, Bartolomé Mitre, el bisabuelito del dueño del diario La Nación de hoy, es el que empezó el genocidio. Como dijo Belgrano, Ay, Patria Mía! Y no solo por la Argentina, si no por la Patria Grande Latinoamericana.

Parte 1:

Parte 2:

Parte 3:

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